2020-01-16Expresidente del IIMP, Ing. Víctor Gobitz, expuso sobre minería no formal en el país durante su participación en la Semana de la Ingeniería de Minas.La minería no formal representa uno de los mayores desafíos socioambientales de nuestro país. Sus impactos no solo perjudican nuestra delicada amazonía y demás ecosistemas, sino que dicha actividad está vinculada a la explotación humana, el contrabando y el lavado de activos.Sobre ello trató la conferencia “La Minería no formal en el Perú”, que brindó el Ing. Víctor Gobitz, expresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) y CEO de Compañía de Minas Buenaventura S.A.A., en el marco de la Semana de la Ingeniería de Minas.Durante su exposición indicó que actualmente existen más de 300 mil peruanos involucrados con esta actividad que ha llegado a impactar a más 25 millones de hectáreas en nuestro país, según estimaciones recientes.Explicó que la gran mayoría de estas actividades informales e ilegales están vinculadas a la producción de oro, que se clasifican geológicamente en dos tipos de yacimientos auríferos: 1) depósitos en vetas angostas (subterránea) y 2) depósitos diseminados en placeres (aluvial).El primer caso (depósitos auríferos en vetas angostas) se practica una actividad subterránea de alto riesgo, que deja pasivos ambientales. "En este tipo de minería existe una importante ineficiencia en la metalurgia, una pérdida de valor que no permite capturarse y eso afecta el proceso de formalización", señaló.En el segundo caso (depósitos diseminados en placeres) es más intenso el empleo de grandes maquinarias y se desarrolla, por lo general, en nuestra Amazonía. "En la minería aluvial tenemos que implementar procesos de gravimetría para eliminar el mercurio", refirió.Apuntó que existe una minoría beneficiada con esta actividad a través del comercio de insumos (explosivos y combustibles) y de equipos y maquinarias. "También están aquellos que proveen trabajo con precios usureros y las plantas acopiadoras que promueven esto, lo cual es pernicioso", agregó.¿Qué hacer?El también expresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) señaló que algunas de las soluciones que se han venido planteando han sido la proscripción, que ha demostrado ser poco eficaz por lo atípico del problema, así como la sustitución de producción alternativa, que no es viable por el momento.Sin embargo, para Gobitz una de las posibles soluciones pasa por acompañar el proceso de formalización con un respaldo tecnológico. "Si queremos resolver el tema de la formalización debe haber una mirada de la cadena productiva para eliminar a esta minoría que está tomando ventaja de la situación", resaltó.Refirió que en los dos casos mencionados de minería no formal las cadenas productivas están plagadas de ineficiencias, que podrían enmendarse con el levantamiento de la productividad a través del uso de nuevas tecnologías. "Formalizar supone mayores costos los cuales deberán asumirse con mayor productividad. Caso contrario estamos planteando una solución en el papel que no vamos a completar en la realidad", aseveró.Propuestas de formalizaciónPrecisó que en el caso de depósitos en vetas angostas se debería empezar el proceso de formalización de atrás para adelante. Es decir, formalizar las plantas de beneficios para tomar el control de la producción final y el manejo correcto de los relaves. “De esa manera se abordaría el problema de aguas abajo hacia aguas arriba”, apuntó. Añadió que actualmente existen muchas experiencias de minas que se organizan vía cooperativa, modelo que posibilitaría lograr introducir tecnología en toda la cadena productiva.Gobitz mencionó que el caso de la minería aluvial resulta controversial principalmente por el uso de dragas. “La draga es un concepto valido técnicamente y ambientalmente para recuperar oro. Sin embargo, la norma la proscribe sin entrar en discusión, comentó.En ese sentido, recomendó debatir sobre la utilización de este tipo de mecanismos en los procesos de este tipo de minería. "Debemos discutir sobre el estado del arte y entender que hay un proceso tecnológico de bajo impacto ambiental sin uso de mercurio que puede formalizar esta actividad”.Puso como ejemplo el proceso de empresa Mineros S.A de Colombia, dedicada a la exploración y explotación de metales preciosos, especialmente de oro. “Haciendo uso de esta lógica ellos han lograron partir de una exploración correcta y tener una planificación de larga vida. Esto rompe un mito de que no se podrían usar dragas para la explotación aluvial del oro”.Gobitz sostuvo que actualmente la formalización tiene un foco netamente administrativo y policial que debería ser complementado con un aporte de tecnología en toda la cadena productiva. De otro modo, no se estaría generando el incentivo económico para lograr el objetivo.“Esto no es un tema de un gremio en particular o de algunas empresas. Los gremios profesionales como el IIMP o el CIP, que tienen un despliegue a nivel nacional, podrían aportar conocimiento”, remarcó.Finalmente, subrayó que la meta principal de nuestro país debe ser formalizar el 100% de la cadena productiva en todos aquellos espacios no proscritos. Hay una actividad subterránea que se puede formalizar pero más allá del registro tenemos que sincerar toda esa cadena productiva y levantar su productividad”, concluyó.Tras dicha presentación se realizó un interesante panel de debate con el aporte de destacados expertos del sector, entre estos el Dr. Augusto Cauti, viceministro de Minas en el Ministerio de Energía y Minas (Minem), y el Ing. Antonio Samaniego, director en SRK Consulting (Perú) S.A.